1999
David Fincher
2hr 19min C (Secuencias de violencia gráfica)
Metas, estatus, dinero, trabajo, estamos tan inmersos intentando poseer lo que se nos ha dicho que nos hará felices que ya ni siquiera somos dueños de nosotros mismos. Y el que cuestione aquello seguramente será un terrorista, dispuesto a desestabilizar (a mayor o menor escala según su determinación) un sistema que aparentemente funciona, tanto que habría quienes lo defenderían a capa y espada, sin saber que eso ya había sido tomado en cuenta y que su actuar se reduce al de un peón en una partida de ajedrez, convencido de que es su trabajo, su carro, lo que hay dentro de su cartera y todo lo que los demás puedan decirle que es, completamente perdido, atrapado en una máquina que no se detendrá, a menos que otra igual de fuerte y determinada se lo proponga.
En esta ocasión en Cine Libre: Fight Club
Un hombre colapsa sobre sí mismo, aunque su clóset esté a punto de convertirse en lo que siempre había soñado, de que todos sus muebles encajan perfectamente con la personalidad que se ha creado y de su trabajo que le ofrece todo lo que podría pedir. Inmerso en un sistema que lo prefiere (nos prefiere) insomne, nunca totalmente dormido; alerta a la última novedad, pendiente de que más podría desear, atento a lo que podría aspirar a ser y atento también a sentirse mal si no se cumplen con esas expectativas, y nunca totalmente despierto; pasando por alto cada parte que oprime hasta la asfixia, ignorando las cosas que carecen totalmente de sentido. Adormecido lo suficiente para producir y consumir sin hacer demasiadas preguntas, hasta que colapsa sobre sí mismo y decide hacer algo al respecto.
Una crítica a la manera en que se "vive" la vida moderna, tajante y directa, que no busca hacer las cosas más sencillas o menos dolorosas, al contrario, se vale de la realidad misma para potenciar su discurso y volver al espectador un participante más del mismo. No teme en contar una historia que pueda sentirse confusa y no se esconde para crear misterio, el giro de trama es tan inesperado que le añade frescura a pesar de no necesitarla, pues durante cada minuto la película se desarrolla con un estilo y personalidad abrumador que no permite despegar los ojos de la pantalla. La primera vez una historia que sorprende como pocas y termina de manera extraña e intensa, después se convierte en todo un discurso que se plantea y refuerza en las casi 2 horas y media de duración.
Recomendada para quién guste de giros de trama que no se ven venir y para cualquiera que tenga la suerte y desgracia de no haberla visto.
No hay nada más poderoso que un hombre convencido de una idea, una vez que se está realmente convencido no hay marcha atrás y solo un hombre igual de poderoso podrá detenerlo.
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