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Viviendo la era de la información ¿qué problemas puede acarrear?


En 1858, la Reina Victoria mandó el primer telegrama transatlántico al presidente James Buchanan; el proceso tardó dieciséis horas y la respuesta del presidente retornó en diez. Algunos años atrás, a finales del S XVIII, la noticia de la declaración de independencia de Estados Unidos llegó a Londres un mes después de haber sido mandado el mensaje.


Los humanos nos hemos comunicado desde al menos el cuarto milenio a.C., cuando en la antigua Mesopotamia se gestó uno de los primeros sistemas de escritura, el cuneiforme. Ahora es sorprendente pensar que nos comunicamos de manera instantánea, con la invención del internet, las plataformas sociales y en sí, el servicio de mensajería. Tanto la comunicación personal, como las declaraciones públicas de gobiernos y actores públicos, hasta las noticias de acontecimientos en todo el mundo, es evidente que:


La percepción de la comunicación ha cambiado a lo largo del tiempo y su infraestructura ha cambiado la calidad de vida de todos y cada uno de los individuos que cohabitamos este mundo.

La comunicación y la interconectividad son inherentes al ser humano, no únicamente en lo que a comunicación interpersonal se refiere; necesitamos saber lo que acontece a nuestro alrededor y al otro lado del mundo, asimismo, necesitamos transparencia de lo que en nuestras administraciones públicas acontece. Sólo por poner algunos ejemplos.


Sin embargo y a pesar de la clara mejora en la calidad de vida que conlleva el acceso a la información y comunicación de manera instantánea, la realidad es que esta misma característica de instantaneidad acarrea consigo una serie de fenómenos que rompen con el orden y en sí, el derecho a la información de las personas. Se habla concretamente de las conocidas fake news, el fenómeno de la cancelación y el latente debate de la regulación de contenido en las plataformas sociales. Fenómenos que nos llevan a escenarios más complejos, como entender quién es el encargado de regular la información y si existe la posibilidad de la censura. Asimismo, esto mencionado no sólo afecta a las personas que tienen alguna cuenta social, el fenómeno de la desinformación y el debate de regulación de contenido pone en jaque a oficinas de gobierno, cuando se trata de publicaciones que afectan el bienestar de la población; por ejemplo, con la desinformación presentada en el marco de la pandemia por el covid-19. De igual manera, algunos gobiernos se posicionan a la defensiva cuando en las redes sociales se difunde contenido que critica a las administraciones públicas. Sólo por citar un ejemplo, la India tiene algunos roces con importantes plataformas como Twitter y WhatsApp. En reiteradas ocasiones el gobierno indio ha pedido la cancelación de cuentas twitter en medio de protestas sociales, asimismo, mantiene un complejo problema con WhatsApp y el mecanismo de encriptación de mensajes de la plataforma, que por políticas del gobierno no acepta en su totalidad.


Lo complejo consiste precisamente en la respuesta que las plataformas dan a estas situaciones; respuestas que en ocasiones se perciben como esfuerzos ambiguos por regular la desinformación. Asimismo, la complejidad también se debe a entender el papel de dos actores de distinta naturaleza. Los gobiernos se enfrentan a un actor privado que ofrece un servicio, con sus propias reglas y mecanismos.


De igual manera, se pueden pensar los problemas que la circulación de información provoca en temporada de elecciones; el espionaje de otros gobiernos, la erosión de fake news y el tránsito de mensajes de odio.


Si bien, estamos viviendo la era de la información como algunos reconocidos autores aluden, nos enfrentamos a los estragos que implica la libre circulación de esta. Estragos que desafortunadamente aún no terminamos de conocer. Sin embargo, es tarea de la ciudadanía promover el libre acceso a la información y de igual manera, mantener siempre un ojo crítico en lo que circula en nuestras redes sociales, todo en aras de no caer en el fenómeno de la desinformación.


Mayor información:


World 101 - Two hundred years of global communications https://bit.ly/3gnIa8q

CIDOB - La desinformación de Nueva Generación. (Colomina,2019) https://bit.ly/3zoD03z



Créditos imagen: Lorraine Harrison



- Tania García


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1 Kommentar


Jorge García
Jorge García
18. Juni 2021

Interesante reflexión !!

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