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Desarrollo local con rostro humano, más allá del enfoque económico


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El desarrollo ha sido comúnmente estudiado con lente capitalista o neoliberal, cuyo propósito ha sido precisar en términos económicos el nivel de desarrollo de localidades, regiones y países en concreto. Sin desestimar esta perspectiva, la realidad es que el estudio del desarrollo contempla también otras aproximaciones inherentes de este; tiene a bien ser analizado con enfoque político, público-administrativo, así como con enfoque social que agrupa personas, fortalece el tejido social y que permite tener comunidades resilientes y sostenibles.




El último concepto es valioso en el estudio del desarrollo local, en el cual las personas se posicionan como actores y beneficiarios de un buen nivel de desarrollo, pues este impacta directamente en la calidad de vida, y contribuye a la disminución de niveles de desigualdad. Cabe mencionar, que el desarrollo local no es un estudio nuevo, ni exclusivo de algún país o de regiones con características particulares; su análisis es importante en cualquier contexto y bajo características, usos y costumbres diversos. En este sentido, la diversidad es una característica propia del desarrollo local.


En el mundo podemos encontrar valiosos ejemplos de líderes, tanto nacionales como comunitarios, que fomentan el desarrollo local desde una perspectiva social y humana. Nelson Mandela proveniente de Mvezo, Umtata provincia de Cabo Oriental, cuyo liderazgo se enfocó en la lucha contra el apartheid en Sudáfrica, así como la posterior transición a una democracia; es un ejemplo fiel de impacto social que trajo consigo el desarrollo de comunidades y el establecimiento de derechos multirraciales en dicho país, cuyo impacto traspasó fronteras y continentes, siendo de inspiración y buena práctica para comunidades y regiones del mundo con características similares. No obstante, y con la intención de visibilizar a los impulsores del desarrollo local, es de valiosa importancia resaltar que el perfil e impacto de dichos líderes viene de la comunidad y resuena en la comunidad, que no siempre son figuras mundialmente conocidas, pero que siempre tienen el potencial de convertirse en una buena práctica global.





Por ende, la riqueza del desarrollo local recae en sus líderes y en su gente, que como se mencionó en párrafos anteriores, las personas son en sí mismos actores y beneficiarios de un buen nivel de desarrollo. Habrá que reflexionar si el desarrollo cubre más que una perspectiva meramente económica, y si este ha sido abordado desde una mirada social y humana. Asimismo, crear una sólida conciencia de solidaridad y servicio en lo local, cuidando el trabajo de los líderes y la comunidad en conjunto.


-Tania García

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