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México en los orígenes del jazz: la olvidada historia de la Banda del 8º Regimiento en Nueva Orleans


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El jazz, junto con el blues, es uno de los pilares de la música popular moderna. Lo que pocas veces se menciona es que una influencia mexicana tuvo un papel significativo en su gestación durante un momento clave de la historia musical de Estados Unidos.


1884: México en la Exposición Mundial de Nueva Orleans


Durante la World Cotton Centennial Exposition (Exposición Mundial del Algodón e Industrial) celebrada en Nueva Orleans, Luisiana, entre diciembre de 1884 y junio de 1885, el gobierno de Porfirio Díaz envió como representación cultural a la Banda del 8º Regimiento de Caballería del Ejército Mexicano, compuesta por cerca de 80 a 100 músicos y dirigida por el maestro Encarnación Payán. Esta banda militar fue aclamada por su virtuosismo, disciplina y repertorio, que incluía marchas, danzas populares, habaneras y piezas tradicionales mexicanas.



Su participación fue parte de una estrategia diplomática por fortalecer la imagen de México ante el mundo, pero tuvo un efecto musical inesperado y duradero.


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Ecos mexicanos en el sonido de Nueva Orleans


La banda mexicana realizó múltiples presentaciones públicas durante los meses que duró la exposición, tocando en plazas, teatros y desfiles. Su estilo, que combinaba precisión europea con ritmos afrocaribeños y mestizos, llamó la atención de músicos locales y compositores que ya estaban experimentando con nuevas formas musicales.


Algunos de estos músicos decidieron quedarse en Nueva Orleans después del evento, sembrando las primeras semillas de una influencia mexicana en la tradición musical local. Entre ellos destaca Lorenzo Tio Sr., clarinetista nacido en Luisiana pero de ascendencia mexicana y cubana, cuya técnica y estilo fueron determinantes en la evolución del clarinete dentro del jazz temprano. Su hijo, Lorenzo Tio Jr., fue maestro de figuras como Sidney Bechet y Barney Bigard, pilares del clarinete en el jazz clásico.


Lorenzo Tio Jr
Lorenzo Tio Jr

Pioneros de sangre mexicana en el jazz


Otros nombres ligados a esta influencia incluyen a Alcide Nunez, uno de los clarinetistas fundadores de la Original Dixieland Jass Band, considerada la primera banda en grabar un disco de jazz en 1917. Aunque Alcide era de ascendencia criolla, su entorno cultural y musical en Nueva Orleans fue profundamente marcado por la mezcla de tradiciones caribeñas, africanas, europeas y mexicanas.


Se menciona también a Luis Florencio Ramos, aunque su contribución requiere mayor respaldo documental. Algunos registros sugieren que músicos de origen mexicano continuaron presentes en bandas de música de Nueva Orleans bien entrado el siglo XX.



Jelly Roll Morton y los ritmos latinos


El pianista y compositor Jelly Roll Morton, uno de los padres fundadores del jazz, dijo con claridad en entrevistas grabadas en la Biblioteca del Congreso en 1938:

“Si no puedes ponerle un poco de sabor latino a tu música, entonces no es jazz.”Refiriéndose a lo que llamaba el "Spanish tinge" (tinte español), Morton destacaba la presencia de habaneras, danzones y ritmos mexicanos en el lenguaje del jazz temprano.

Un desfile que cambió la historia


El musicólogo Richard H. Knowles, entre otros investigadores, ha documentado cómo la participación de la banda mexicana fue un acontecimiento sonoro extraordinario, que impactó a los músicos afroamericanos y criollos que desarrollaban el jazz en Nueva Orleans. Su legado ayudó a introducir técnicas de viento-metal, arreglos armónicos y formas rítmicas que más tarde serían absorbidas por el ragtime y el jazz.

Incluso hay propuestas etimológicas (aún debatidas) que relacionan la palabra “jazz” con términos como “jass”, utilizados en esa época, y en algunos casos vinculados a expresiones rítmicas del sur, o incluso al “jarabe” mexicano.



La presencia mexicana en la Exposición de 1884 no fue solo un acto de representación cultural. Fue, posiblemente, una semilla inadvertida en el nacimiento del jazz. Aunque no se puede afirmar que México inventó el jazz, sí puede reconocerse que aportó colores, técnicas y músicos que enriquecieron su gestación.


La historia completa —con testimonios, documentos y análisis detallados— está desarrollada en el libro Las Rutas del Jazz de Marcelo Bettoni, un viaje a las conexiones ocultas que tejieron este género musical desde sus orígenes hasta su consolidación como arte global.


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